Después de tantos años viviendo en esta madriguera, las cosas van cambiando, la gente se muere así no más, como si nada, o se mudan o lo que sea. En este caso, "Mi vieja mula ya no es lo que era", el staff de suricatas se ha reducido considerablemente y ya no hay tanta magia porque crecimos, envejecimos y nos chupa todo un huevo. (!)
También sumamos gente nueva.
Entonces, haremos una actualización de la gente.
Nelly: ya entrada en los 70, no tiene la energía de romper, protestar tanto, los achaques de la vejez le están pegando duro. Sigue manejando la madriguera pero sin tanto ímpetu, pero cuando llega alguien nuevo, marca el territorio como me lo hizo a mi, hace 15 años.
Porota: Nelly tuvo que llevarla a un geriátrico, ya no podía subir las escaleras y necesitaba mucha atención. Se extraña ver sus rulos desde mi ventana cuando cargaba el balde en la cisterna.
Angélica: murió, pero antes de eso, le cantó "Las 40" a Nelly. No sea cosa de quedarse con todo eso adentro.
El contador: ese personaje misterioso, resulta que es lo conocí, vino a tasarme el departamento. Es real, existe, en su casa tiene su inmobiliaria, donde aparte, tiene su estudio contable y escribanía. Las tiene todas.
La abogada sigue siendo un misterio, nunca la vi. O tal vez apareció en una reunión de consorcio, no lo sé.
La kiosquera de enfrente sigue vigilando, aparte, puso cámaras en el kiosco y en la entrada de su casa (que da la visión de la cámara para ver la entrada del edifcio) y por razones misteriosas, el bombero que vive acá y su mujer, están dándole una mano en el kiosco, lavan los autos. No tengo idea pero me da miedo preguntar. (!)
Olga: una señora solitaria que su puerta da a la salida del edificio, pocas pulgas pero con mucha calle, muy interesante para escuchar sus historias pero empezó a decaer feo y yo estuve en los inicios de la pandemia cuidándola, comprando lo que necesitaba y dos veces (distintas) fui a dormir a donde estuvo internada.
Aída: amiga de Nelly y Olga, vive a una cuadra, también la ayudé pero solía pasar por la puerta para vigilantear.
Las secretarias (que a su vez son dueñas y alquilan) hace 2 años que ni aparecen, pero sé que están vivas porque Nelly me lo contó.
Después, se fueron prácticamente todos con los que quisimos armar el boicot contra Nelly, no hubo mucha fuerza, fue espamento.
Y yo sigo acá, ojalá pueda irme algún día de esta madriguera sin todos esas cosas porque ahora es un edificio triste, aunque cuando estuve 1 año viviendo en otro lado, le sacaron a la entrada todo el machimbre setentoso y pusieron cerámicas copadas.
La foto de la última reunión de consorcio donde estuvieron todas las suricatas.